El ciclo de vida del parásito comienza cuando el vector
se alimenta de la sangre de un huésped mamífero
que se encuentra infectado con tripomastigotes
sanguíneos que están circulando en la fase aguda
de la enfermedad, estos tripomastigotes superan
una serie de diferenciaciones morfológicas
mientras infectan el tubo digestivo del triatomino
predominando en el estómago la forma redondeada
del parasito conocida como esferomastigote, en
el intestino medio ocurre una diferenciación a
epimastigote que se replica por medio de división
binaria, luego migra al intestino grueso donde se
convierten en tripomastigote metacíclico, forma
infectante para los vertebrados, y se excreta con
deyecciones del vector luego de una abundante
ingestión de sangre.
En el momento en el que
las deyecciones entran en contacto con la piel del
mamífero picado, los tripomastigotes metacíclicos
penetran la lesión que deja la picadura o incluso la
mucosa intacta (oral, nasal o conjuntival). Es allí
donde los tripomastigostes metacíclicos infectan
varios tipos de células nucleadas y se establecen en
el citoplasma, donde se transforman en amastigotes
que luego de un pequeño período se convierten
nuevamente en tripomastigotes.
Estos últimos llevan a cabo la ruptura de células
huésped para poder ser liberados en la circulación
sanguínea y linfática, para seguir invadiendo
nuevas células hospederas en donde se repetirá su transformación a amastigotes2-5. Una parasitemia
elevada corresponde a la fase aguda de la infección,
en la que existe la posibilidad de una nueva picadura
por un triatomino que seguirá manteniendo la
transmisión. En contraste, durante la fase crónica,
los individuos infectados generalmente no van a
tener formas parasitarias detectables en sangre
periférica.
BIBLIOGRAFIA
https://www.fmed.uba.ar/sites/default/files/2018-02/2t26.pdf
http://www.scielo.org.co/pdf/muis/v28n1/v28n1a08.pdf
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